Antiguamente existían muy pocas Administraciones de Loterías, la Once, carreras de caballos etc... Existían unos día señalados. Ahora hemos llegado al límite, es decir: este ejercicio de buena o mala suerte existe todos los días de la semana, incluyendo los Domingos. Yo pienso, sin error a equivocarme, que debe de ser un buen negocio. No se oye en ningún medio de comunicación que hayan cerrado una admiración de loterías.
Cuando nos dirigimos al local para participar con algunos boletos y comprobamos si nos ha tocado algo, descubrimos que no somos agraciados; sentimos cierto descontento que no podemos evitar. Pasan semanas y semanas, sin que te toque, ni siquiera el reintegro, te dan ganas de mandarlo todo al carajo. “El que juega por necesidad, pierde por obligación”.Existe otro forma de pensar y nada fácil de conseguir y es el ir con la idea de que no nos va a tocar y que con el dinero que invertimos podemos hacer felices a otros que más lo necesiten. Las cosas se ven de otra forma, desde otro prisma y, repito, este altruismo no es fácil de mantener durante mucho tiempo,pero si posible.
“ Quien busca suerte, no la encontrará, es ella la que te debe encontrar”