martes, 28 de enero de 2014

¡¡¡CHUTA, MANRIQUE!!!

En mis tiempos mozos, los jueves y sábados por la tarde jugábamos al fútbol en el campo que el colegio tiene en Salamanca. Algunos colegios organizaron una liguilla de fútbol que estuvo en vigor dos o tres años. Los encuentros se iban sucediendo con la afición en aumento y la emoción iba de menos a más a medida que la liga iba avanzando.
Yo jugaba de extremo derecho, que era el puesto que siempre me ha gustado. Me ponía un pañuelo anudado en la cabeza para recogerme el pelo (que antes tenía) y para secarme el sudor. No destacaba, pero me gustaba mucho jugar.
Recuerdo un partido especialmente reñido en el que mi portero lanzó el balón en profundidad y cayó a mis pies. Oí una voz del delantero centro que me decía:
"¡¡Chuta, Manrique!!"
 
Miré y coloqué el balón en la cabeza de mi compañero. Al instante oí gritar con entusiasmo: 
"¡¡Goool !!¡¡Goool!!"
Fue una gran emoción para el equipo y sobre todo para mí, que en ese momento me sentí como un líder... No hubo más goles en el partido y finalmente, con mucho sudor, conseguimos el triunfo.
Este hecho sucedió hacia los años 60. Sin embargo, hace unos años me volvió a suceder lo mismo pero con otra modalidad. Estaba jugando al fútbol y oí decir:
¡¡Chuta, Manrique!! 
Y lo hice, pero no oí el ¡gol! de alegría, sino unos ¡¡ay!!¡¡ay!! dolorosos que salían de la boca de mi mujer, quejándose de su pierna. En ese momento no le hizo gracia, pero se ha convertido en una anécdota que contamos una y otra vez en las reuniones familiares. 
“Es importante que el hombre sueñe, pero lo es igualmente que pueda reírse de sus sueños” ( Lin Yutang )

domingo, 5 de enero de 2014

TIJERETAZOS

Cuando yo era pequeño, conocí a los obreros que tenían  bicicleta para ir al trabajo. Eran considerados afortunados: los vecinos los miraban y comentaban cómo esa persona iba triunfando en la vida. Más tarde llegó el sustituto de la bicicleta: el Seat 600.  Hubo mucha demora para conseguir el pedido a Barcelona. España iba progresando en todos los sentidos: aparecieron las lavadoras, las televisiones, los grandes almacenes, los vídeos, etc.
Ahora nos encontramos con la gran papeleta de ver cómo va desapareciendo, de manera vertiginosa, todo aquello que con gran sacrificio hemos conseguido. El descontento general ha invadido nuestras vidas.
¿Qué nos deparará este nuevo año que comienza?
Unos, con demasiado optimismo, afirman que se acabarán los recortes.
Otros dicen que semejante futuro será inalcanzable y yo creo que así será.
Estamos cansados de oír mentiras.
Tenemos pendiente la venida de los Reyes Magos que vienen de Oriente trayéndonos paz, felicidad y regalos. Estaría bien que al regresar se llevaran a todos los carteristas, mangantes y demás indeseables con estudios de ratero que pudieran. Nos hace gracia el dato humorístico, pero cuántos nos alegraríamos de que esta ocurrencia se convirtiera en realidad.

El pueblo no es tonto, pero el poder pretende hacerlo tonto y lo está demostrando con tantos tijeretazos, principalmente en la sanidad y enseñanza. Y Dios nos pille confesados para que no veamos cosas peores.
Al poder le ocurre como al nogal: no deja crecer nada bajo su sombra” (Antonio Gala)