martes, 19 de marzo de 2013

LA LATA DE COCA-COLA


Como todos los días y por recomendación del médico, salí por la mañana a andar y, de paso, a comprar el pan. Me encontré con un vecino y al decirle que iba a comprarlo comenzamos a hablar sobre el pan. Él es de la provincia de León y me comentaba lo bueno que es el pan de su tierra. También comentamos lo ricas que están las fabes de Asturias, de donde es su mujer. A nuestro lado había un grupo de chavales de un colegio cercano que habían salido al recreo. Uno de ellos, al terminar de beber la coca-cola, tiró la lata a la papelera queriendo “encestar,” con tan mala fortuna que pegó en el bordillo de la papelera y la lata saltó a la calzada, que no suele estar muy transitada porque únicamente lleva a una plaza. Mi amigo y yo nos quedamos viendo al grupo, que permanecía inmóvil. Miré hacia ellos sin mostrar cara de enfado, dejé a mi amigo y me dirigí a la lata, me agaché apoyado en el bastón, cogí la lata con dificultad y la deposité en la papelera. Algunos del grupo aplaudieron y otros levantaron el dedo pulgar en señal de aprobación. Me dirigí hacia ellos tranquilamente y les dije: Nunca olvidéis que: “No aprendemos de la escuela, sino de la vida”.
El culpable bajó la cabeza reconociendo su mala actuación.

“ No se puede enseñar nada a un hombre; solo se le puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo “
(Galileo Galilei)

jueves, 7 de marzo de 2013

ABUELO, ABU, YAYO...ASÍ ME LLAMARÁ

Me ha venido un nieto. Cuando nace un niño también nace un abuelo. Ya lo soy y esto significa que viene otra generación que nos empuja; cosa que, según las leyes de la naturaleza, nada ni nadie puede evitar. Me encuentro muy feliz y contento: aunque no creo que cuando llegue el tiempo de sacarlo a pasear, llevarlo a la guarde, etc, esté yo en condiciones, ni que sus padres me lo permitan; pero bueno, he de reconocer que me encuentro en otra dimensión y he de contentarme con lo que sé hacer: contarle cuentos, cantarle, sonreirle y conseguir que aprenda a decir "abu".
Mi mujer (la abuela) está disfrutando de lo lindo. El tener al nieto en brazos, cantarle, besarle o  dormirlo constituye para ella la mayor felicidad. Cuando se encuentra con un familiar, amiga o vecina, no para de contar con pelos y señales las novedades que día a día van apareciendo.
Se suele decir que el abuelo “disfruta de una segunda paternidad” y es cierto, pero con la diferencia de que no existe tanta responsabilidad como la que tienen sus padres. Ahora gozamos de la mirada y la sonrisa de nuestro nieto: es una etapa reconfortante y muy bella.
Pronto hará dos meses que salió del “cascarón”: va creciendo en sabiduría y picardía. Tiene buenos pulmones en el "cante". Yo le tarareo la escala musical: "Do, re, mi, fa, sol..." Cuando llego a esta nota, me mira fijo, como si quisiera sonreir, y me emociono. En algunos momentos pienso que, de seguir así, en el futuro tendremos otro tenor como Julián Gayarre, el navarrico del Roncal.
“El verdadero milagro de la vida, ocurre cuando nacen los hijos de tus hijos”