viernes, 26 de julio de 2013

EN EL DÍA DE LA ABUELA

Hoy, hablaré de la mía: Isabel, nacida en Fondón (Almería), su pueblo. Una persona respetuosa, atenta,  distinguida por su conducta y sus atenciones.
En la vida hay cuatro categorías de personas: excelentes, muy buenas, buenas y del montón. Mi abuela perteneció a la categoría de las excelentes; era una santa. No le importaba la distancia que hubiera desde su casa a la parroquia para que todos los días se comprometiera a participar en la Eucaristía, de donde sacaba fuerzas para vivir el día a día y alegrando a su vez a todos los que la rodeaban. Ya su propio nombre, de origen hebreo, lo indica: consagrada a Dios, que ama a Dios.
Tuvo cuatro hijos: Isabel, Gabriel, Francisco y Antonio.
Corrían malos tiempos y ella pensó que desplazándose a Melilla, que era una Plaza Militar, tendría más posibilidades para encontrar trabajo.
Isabel, mi madre, crió a cinco hijos y además tuvo una mercería. 
Gabriel hizo oposiciones y se colocó en el Instituto Nacional de Previsión.
Antonio se fue al seminario de Puente la Reina (Navarra) y, pasado el tiempo, se ordenó sacerdote en Valencia.
Francisco murió en Madrid durante la Guerra Civil. Mi abuela siguió percibiendo el subsidio seis meses después de haber muerto pero no se lo quedó: lo ingresó en una cuenta para que sirviese para otros combatientes.  
En sus últimos años le vino una trombosis que le afectó a la parte derecha de su cuerpo, exceptuando la cabeza. En su invalidez, tuvo la fuerza de voluntad de aprender a escribir con la mano izquierda y de esta forma todos los meses se ponía en contacto con su hijo sacerdote.
Con todo se conformaba. Con frecuencia repetía una jaculatoria. ¡Dios mío hágase tu santa voluntad!¡El Señor me ha enviado esta enfermedad, bendito Sea!
 


 

jueves, 11 de julio de 2013

MI NIETO, UN RAYO DE LUZ

En la vida todos tenemos luces y sombras que no podemos evitar. Más de una vez nos hemos encontrado en un oscuro túnel: la repentina muerte de un ser querido, el paro, enfermedades, educación de los hijos… Damos vueltas y más vueltas sin ver la salida y cuando menos lo esperamos encontramos una luz que nos llama a la esperanza. Los años pasan, van faltando compañeros de tu época que no pudieron cumplir más años, ya terminaron su carrera. Una de las alegrías más grandes que experimenta una persona mayor es la recompensa de tener un nieto.
Hoy, día 11, mi rayo de luz cumple seis meses. Día a día estamos viendo su apertura a la vida con su crecimiento, sus gracias, sus llantos, sus sueños. Su presencia nos hace felices y nos da fuerzas para seguir viviendo.

Tengo la plaza “en propiedad” para darle clases de música: cantos populares, canciones de cuna y hasta alguna jota; incluso una canción titulada “Cuando la aurora tiende su manto" que parece que le gusta, pues al escucharla ni siquiera parpadea. Me mira fijamente cuando llega la frase “y son tus ojos" y se sonríe como si entendiese lo que le canto. Lo importante es que él observe el movimiento de mis labios.
Paso todo el tiempo que puedo con él, entreteniéndole con cualquier cosa y en casa dicen que conmigo el niño se lo pasa en grande. Debe de ser así, pues últimamente cuando me ve se vuelve loco y cuando me voy de la habitación lloriquea.  
Después de nuestros juegos, llega el momento del relax, que está designado a mi mujer, la yaya. Nada más caer en sus brazos se queda dormido. 
En septiembre vendrá la prueba más dura para todos: padres, abuelos y nieto. Nos espera  ¡la guardería !
Mientras tanto, mi hija le tiene toda una colección de libros para bebés, todos pensados para que su bebé (Anto) no se haga daño. Unos de tela, algunos preparados para introducirlos en la bañera... Mi ocupación es mostrarle la forma de pasar las hojas.
Tiene una mochila llena de juguetes variados, cada uno con su encanto: los saca uno a uno, los mira, se los lleva a la boca y los deja aparte. Todavía no he llegado a la lección de “la recogida de juguetes” que creo que esa…, no será tan fácil.

Los abuelos son buenos compañeros de juegos. Enseñan a convivir, pensar, unen y entretienen. Son los compañeros ideales para el nieto.
 “El hombre viejo, es niño dos veces.(W. Shakespeare)

lunes, 1 de julio de 2013

SE ACERCA LA GRAN FIESTA

Nos acercamos a las fiestas de San Fermín (ya hablé de ellas en una ocasión). Nunca las he presenciado, pero sí que puedo decir, que llevo muchos años disfrutándolas desde mi casa sentado en un buen sillón, sin ningún peligro y, para más identificación, con el atuendo típico: un “pañuelico” rojo atado al cuello.  ¿Manías? ¿Batallitas de viejo?  ¡Vete a saber! Según el dicho: “De ilusión también se vive”
Este año me he propuesto (otra pavada) aprender de memoria el “A San Fermín pedimos….” pero en vasco:                     
A San Fermin pedimos
Entzun arren San Fermín 
                   Por ser nuestro Patrón                         
Zu zaitugu patroi
          
Nos guie en el encierrro               
zuzendu gure oinarrak
Dándonos su bendición
Entzierrum hontan otoi
Viva San Fermín
Gora San Fermín
 
Es posible que llegue el día y no haya aprendido la canción. Sabemos que con los años se pierden muchas cosas, entre ellas la memoria, y  máxime si hemos tenido que pasar a la fuerza por la ITV, en la cual he dejado varias piezas sin posibilidad de recambio. Pero la vida se va, no vuelve. ¡Qué grande es ser mayor!
“Estoy seguro que uno de los tesoros que guardan los años,
es la dicha de ser Abuelo” (Abel Pérez Rojas)